>>>La Temporada de pitahayas brinda empleos temporales a familias enteras.
Cada año las calles de la cabecera municipal se ven adornadas con la presencia de decenas de vendedores de una fruta exótica que provoca las delicias de chicos y grandes.La temporada de la presencia de la pitahaya comienza con la llegada de la temporada de calor, a principios del mes de mayo, por lo que ya se pueden observar a los primeros vendedores en la plazuela principal y se puede encontrar en junio y hasta julio, dependiendo de la llegada de la época de lluvias, que es cuando se termina.La temporada de las pitahayas también representa una fuente de empleo para decenas de familias de escasos recursos de la cabecera municipal y de comunidades cercanas, quienes se dedican a ir al monte a cortar la fruta para después venderla en pequeñas cubetitas.Las pitahayas, son una especie de fruta roja exótica y silvestre, que solo crecen en terrenos y zonas áridas y serranas y que según el ilustre sinaloense Eustaquio Buelna, quien en su obra “Nombres geográficos de Sinaloa”, explica la etimología de la palabra Sinaloa, formada por dos vocablos que provienen de la lengua cahita: Sina, cuyo significado es pitahaya, y lóbola, que quiere decir redonda, por lo que se puede decir que nuestro estado es considerado como Tierra de pitahayas.El precio de esta fruta con sabor especial, color roja, de cáscara gruesa y semillas negras en su interior, es elevado al inicio de la temporada, por lo que en la actualidad, la cubetita en la que las venden cuesta 100 pesos, pero mientras avanzan las semanas el precio es menor y puede llegar hasta los 80 pesos y ya casi al fin de la temporada el precio puede ser de hasta los 50 pesos.
“Mi papá es quien va a cortarlas por la mañanita y yo junto con otros niños somos quienes las vendemos y nos dan 10 pesos por cada cubeta que vendemos”, indicó uno de los niños vendedores que se colocan en la plazuela principal para ofertar esta fruta a los, lugareños y visitantes. Quienes acuden al campo a realizar el corte de las pitahayas son las personas adultas, en su mayoría los hombres, aunque también hay mujeres que participan en esta labor, por lo que tienen que caminar varios kilómetros hasta poder llegar al lugar donde se encuentran, debido a que algunas son cortadas cerca de la cabecera municipal o de comunidades como Las Lajas o Los Humayes.Con la ayuda de grandes latas, cortan las pitahayas, para después quitarle las espinas que tienen a su alrededor y colocarlas en cubetas para su traslado y venta.Roberto González, originario de Culiacán, es una de las personas que año con año visita el municipio para poder comprar pitahayas y después venderlas en forma de nieve o helados en la colonia en la que vive.“La pitahaya tiene un sabor diferente a las demás frutas y eso hace que cada temporada venga a comprarla aquí para después llevarla a Culiacán y así venderlas en mi pequeño negocio de una manera ya un poco procesada”, indicó.
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