La belleza del Pueblo de Ario de Rayón está en todos lados, en cada detalle. Es un espacio que esconde sus bellezas. El sol es tan fuerte que desea esconder espacios nuevos y bellos.
La forma se recrea con la visión de un explorador. Las palmeras se mueven lento y preciso con un viaje en el viento, las gotas que brincan de la fuente hacen tributo a los nuevos días. Las canchas verdes reflejan la vida del cielo. Los pavimentos rotos muestran el caminar de unos pasos que luchan por vivir.
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